El convento de las naranjas

Foto: Marita Seara

Por Marita Seara.- Las naranjas más deliciosas que hemos probado han sido en Portugal, específicamente en el Convento de Nossa Senhora da Saudaçao. Todavía hoy mantengo en mi mente los rincones de ese convento, uno de los más hermosos que he visto. Aún cuando estaba en remodelación, algunas puertas estaban cerradas, andamios adornaban los recintos y algunos mensajes de “cuidado, no pase, peligro de derrumbe” nos iban deteniendo en algunos de nuestros pasos…lo que vimos nos transportó, nos deleitó y nos pedía a gritos: quedaos.

Muy poco encontré de la historia de este monasterio de clausura femenino, en su tiempo bajo el mandato de la orden de Santo Domingo. Data del siglo XV, pero pasó por varias transformaciones y ampliaciones hasta el siglo XIX. En 1876 murió la última monja del convento. Dos años después fue ocupado por Lar de Infância Desvalida.

Foto: Marita Seara

Lo que hace mágico este lugar, no solo es el convento sino el conjunto dentro del cual está inserto.

Un pueblo de reyes y navegantes

Montemor-o-Novo es el pueblo que alberga este pasado que pareciera perdido, pero que se niega a morir. Llegamos en Vicky; por supuesto. Poco habíamos recorrido de Portugal ya que hacía solo un día que habíamos dejado Badajoz, España, atrás. Manu, con su mapa. Yo ni preguntaba, pues sabía que siempre me asombraría con los pueblos que atravesaríamos.

Montemor-o-novo está lleno de casas blancas, calles estrechas y cuidadas. Quizá no veía mucha gente en sus calles…sólo algunas personas que no quedaban ajenas al paso de nuestro viejo, pero activo Land Rover.

Foto de Manu Delacroix

Esta región llegó a integrar un castro romanizado y, según he leído, posiblemente una fortificación musulmana. Eran tiempos de reconquistas, de luchas cristianas; así que aquí llegó Don Sancho I, a principios del siglo XIII, para recuperar este asentamiento. Efectivamente, cuando llegas a la cima, te asombras con lo que queda de muralla. La colina, perfectamente ubicada, te permite ver kilómetros y kilómetros del valle y, a sus pies, el hermoso pueblo con techos rojos, piedras y paredes blancas que te deslumbran con la uniformidad.

Cuando piensas que sólo verás una muralla, te das cuenta de que hay mucho más. Un castillo, que, aunque en ruinas, te permite imaginar (y soñar) un poco.

Foto de Manu Delacroix

Después me enteré de que se supone que aquí “el Almirante Vasco da Gama finalizó los planes para el histórico viaje a la India (recién decidido en las Cortes)”. Para quienes no lo saben, Vasco da Gama fue un muy conocido navegante y explorador portugués. Forma parte de la era de los descubrimientos, pero él destacó por haber comandado uno de los primeros barcos que hicieron la ruta desde Europa a la India. Sí, hablamos de la Ruta de las Especias. Da Gama había inaugurado una nueva ruta hacia Asia y las islas de las especias, “alternativa a la Ruta de la seda, que desde el siglo II había comunicado el mundo asiático oriental con la cuenca mediterránea y que antes de su expedición dependía del poder turco musulmán”. Bordeando África era una de las más deseadas ya que su destino albergaba riquezas añoradas como la pimienta y la canela. Es así como Portugal comienza a ser considerada una potencia marítima.

Si te interesa saber más de la búsqueda del tesoro de especias (a mi particularmente, me parece fascinante), te dejo este vídeo por aquí:

 

Este castillo tiene más historia. Se dice que jugó un papel predominante en la lucha contra la ocupación castellana (es decir, española) y durante la Guerra de la Restauración que supuso la separación definitiva de los reinos de España y Portugal. A principios del siglo XIX volvió a ser atacado durante las invasiones francesas, pero ya la fortificación y el castillo estaban en un terrible estado a raíz del famoso terremoto de 1755.

En medio de todas esta historia se encuentra el convento, que es fascinante por sus azulejos, por sus murales, por sus columnas, por lo que aún se respira. Vale la pena verlo y quedarse largo rato admirándolo. Nosotros, lo disfrutamos mucho. Esperamos que también vosotr@s.

 

 

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